Trampas, verdades y más (1era. Parte)
El mismo día
Washington
Ralph
Aunque todo parezca perdido, aunque el escenario se haya volteado por completo y todos te den por muerto… no has perdido. No de verdad. La única derrota real es la que aceptas. Pierdes cuando te rindes, cuando decides agachar la cabeza y dejar que te aplasten. Pero mientras sigas respirando, mientras quede una mínima posibilidad, por sucia que sea, aún puedes ganar. ¿Es fácil? No. ¿Es limpio? Mucho menos. Pero es eficaz.
A veces hay que tomar el camino más oscuro. Ensuciarte las manos, tragarte el orgullo, mentir, traicionar, manipular, incluso pactar con el mismísimo demonio si eso te garantiza el resultado que buscas. ¿Suena cruel? Bienvenido a la realidad. Aquí no se premia al más noble. Aquí gana el que sobrevive, el que se impone, el que no teme convertirse en un monstruo si es necesario.
¿Quieres respeto? ¿Quieres poder? ¿Quieres no volver a sentirte débil jamás? Entonces deja de jugar a ser bueno. Ser bueno es para los ingenuos. Para los que termin