Capítulo 34.
Bastian.
El elevador subía jodidamente lento. Tan lento como si se estuviera burlando de mí.
Unos segundos después sentí que disminuyó la velocidad a propósito cuando comencé a matar con la mirada los números que indicaban que seguía subiendo.
Esta cosa estaba terminando con mi paciencia.
¿Acaso también se llamaba Rose?
Esa chica... jodida terca. ¿Podía esperar a que yo regresara?
No.
Estaba seguro de que pensó que los Bersakers eran un buen juguete nuevo para practicar a quién patearle las bolas.
Le gritaría un buen sermón cuando la encontrara.
La puerta del elevador se abrió por fin y lo primero que vi fueron dos Bersaker muertos sobre el suelo.
Bueno, al menos estaba con el Alfa Frederick y no sería fácilmente herida de grave...
Me tensé al escuchar un grito desgarrador de mi pareja justo a mitad de mi pensamiento.
De alguna forma me moví como el maldito viento y mi visión se desdibujó... me perdí.
Lo siguiente que supe es que tenía dolor. Sentía como si hubiera aterrizado sobr