Capítulo 31.
Rose.
Sujeté con firmeza mi bastón. Frente a mi habían dos hombres de dudosa higiene general mirándome con cara de curiosidad.
-Así que en este elevador se encuentra una de las entradas al pequeño agujero en donde se esconden las ratas. - Dijo con una asquerosa sonrisa.
-¿Quieres que te ahorremos mucho dolor, pequeña?- Dijo el otro tipo. - Sé buena y llévanos contigo.
Salí del elevador y enseguida escuché el inconfundible sonido del llamado del elevador. Alguien intentaba subir.
M****a, ¿Sería mi cachorro?
Sin pensar, alcé mi bastón para atacar la tráquea del último que había hablado. Mientras se llevaba las manos a la garganta, yo esquivé las garras de su amigo.
Al ver que no podría contra mí, decidió transformarse... en Bersaker.
Primero su cara comenzó a deformarse como si se estuviera derritiendo, luego el crujido de sus huesos me puso los pelos de punta. Hacía horribles sonidos de ruptura y la piel comenzaba a tener algunas leves heridas. Cuando terminó, yo quería vomitar.
-Ese