Capítulo 26.
Bastian.
Inhalé y exhalé lentamente cerrando los ojos.
El Alfa Frederick lo hacía ver tan fácil...
Un aleteo a mi derecha me llamó la atención y abrí los ojos para ver a el Halcón a mi lado.
Quizá tendría curiosidad por saber qué era lo que había dentro de la bolsa a centímetros de sus patas.
Con cuidado acerqué mi mano con temor de que me atacara; no lo hizo, así que solo saqué algunas frituras y se las ofrecí.
Las tomó delicadamente con su pico y fue cuando caí en cuenta que ellos no comían esta clase de cosas. Quizá incluso lo estaba envenenando.
Con un suspiro me maldije a mí mismo de nuevo por hacer cosas sin pensar nuevamente.
Como cuando ganó mi instinto de pareja y mi hijo se tuvo que hacer cargo de la manada. Técnicamente yo había dejado a cargo al viejo lobo, pero de todas formas así fue como terminó.
-A la m****a, saldré de aquí con mis garras de ser necesario. - Gruñí recordándome en el altar. - Esto no tiene jodido sentido, he terminado.
- Si ha terminado, ¿Podría conce