"Kenzie, cariño".
"Kenzie, es mamá".
"Cariño, ¿por qué estás durmiendo en un puf? Vamos, déjame ayudarte a llegar al sofá cama al menos".
Tardó un rato, pero Kenzie acabó despertando al escuchar esa voz familiar que tanto le gustaba. Abrió los ojos con dificultad y bostezó mientras llamaba a Samanta: "¿Mamá?".
Su voz era débil y se entrecortaba mientras decía: "¿Por qué… por qué ya estás aquí? ¿Se suponía que tenía que ir a buscarte al aeropuerto?".
Fue porque Kenzie amamantaba con frecuencia a Kimberly que se quedó dormida en un puf junto a la cuna de su hija. En la habitación de la bebé había un sofá cama para Kenzie y la cuidadora, pero estaba situado a unos metros de la cuna.
Kenzie quería estar más cerca de su hija, y el puf era una carga más liviana.
Samanta suspiró, acarició el brazo de Kenzie y le dijo: "Andrew dijo cuando salió a buscarnos antes que estabas tan cansada que no quería despertarte".
Mientras Kenzie se levantaba del puf, Samanta agregó: "Deberías