Dante movió sus dedos más rápido dentro y fuera y Belinda comenzó a sentir ardor, ya iba a decirle que le dolía cuando sintió la boca de Dante lamiendo encima de sus dedos que entraban y salían, Belinda mortificada quiso quitarse y Dante sonrió.
—Dijiste que podía hacer lo que quisiera —dijo con su boca contra su vagina—, como resistirme a esta cosita deliciosa.
—Pero…
—Chss… ya hablaste demasiado, déjame a mí mostrarte.
Dante consiguió ese punto donde las descargas eléctricas explotaban y lo envolvió con su lengua en sincronía con el ritmo de sus dedos, ahora Belinda sabía que había algo más allá, como la subida de toda esas sensaciones.
Su cuerpo comenzó a sudar