Un silenció sepulcral se coloca entre ambos y no me siento incómoda, sino, tranquila, confío en él y sé que regresará sano y salvo.
—No me agrada la idea de dejarte sola —dice finalmente y sus pupilas se dilatan.
—No voy a estar sola, los hombres de Barclay se quedarán —le recuerdo.
—Eso es mierda, no me quedo tranquilo y llevarte no puedo, los niños te necesitan, pero es primordial el hecho de que te mantengas a salvo por junior —toma mi barbilla y me hace verlo a los ojos—. ¿Entendido?
—Vale —asiento y me besa.
Su lengua me penetra y mientras nuestras bocas se desboc