Mientras Javier estaba enfrentándose a Valentina intentando justificar su engaño durante años, Laura y Alejandro luchaban en contra de sus sentimientos y de ese deseo ardiente que no podían frenar. Sin embargo, Alejandro estaba contrariado sin saber qué hacer, no podía irse de la mansión por los momentos o Javier se quedaría con todo su patrimonio y encima enviaría a la cárcel a Laura; pero no sabía como iba a poder soportar vivir bajo el mismo techo sabiendo que Javier estaba enterado de toda la verdad.
— Alejandro, considero que lo más prudente será que nos marchemos, ya es tarde y Javier debe estar furioso esperándome.
— Laura por favor, después de todo lo que me has dicho no podemos irnos sin antes buscar una solución a esta situación.
— ¿Acaso no te das cuenta de que no existe ninguna solución? Javier tiene el control de todo; a mí puede enviarme a la cárcel y alegar que fue un intento de asesinato. En tu caso, acabas de firmar un documento cediendo la mansión de tus padre