Laura se encontraba visiblemente nerviosa al ver que su hija Valentina la esperaba en el mismo lugar donde habitualmente se encontraba con Alejandro. Miraba a su alrededor, buscando a Alejandro, ya que habían acordado verse allí para salir juntos de la universidad y poder conversar en un lugar más privado.
— Valentina, ¿qué haces aquí? —dijo Laura, sorprendida y con una expresión de preocupación. — No sueles aparecer en mi lugar de trabajo sin avisarme.
— Madre, pareces haber visto un fantasma. ¿Qué hay de malo en que venga sin avisarte? ¿Acaso me estás ocultando algo?
— Es que… lo que sucede es que yo… —Laura se sentía confundida y no sabía qué excusa ofrecer ante su sorpresa. — En realidad, no te esperaba. Pero, ¿ha pasado algo con tu padre?
— ¡Cálmate, mamá! Si hubiera sabido que te pondrías así, te habría pedido una cita para anotarme en tu agenda. Todo está bien en casa. Solo vine a buscar a Alejandro y a ti, porque hablé con sus padres y quieren conocerte.
— ¿Qué? ¿Los padres de