Maxine.
-No vuelvas a tomarte mi leche de almendras, está mañana he tenido que comerme mi cereal seco – le digo a Trevor, que está saliendo de su habitación perfectamente acicalado.
-¿Quien? – me pregunta, cogiendo las llaves de su motocicleta.
-¿Quién qué?
-¿Quién te pregunto?
Yo ruedo los ojos, no puedo creer lo infantil que es.
-¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? – pregunto de mala gana mientras él abre la puerta.
Trevor no me responde y por el contrario sale dando un portazo de nuestro departamento, y ¡Si damas y caballeros! Ese ha sido el único tipo de contacto que hemos tenido Trevor y yo en la semana que llevamos aquí, después de la fiesta no hemos hablado de absolutamente nada, a menos que sea para fastidiarnos o reñirnos, y en realidad yo no alcanzo a adivina