Daniela suspiró resignada porque se habían prometido el uno al otro, que jamás se iban a ocultar nada. Decidió contarlo todo desde el principio y como fue rescatada por su amigo Julio Fernández. Mientras le iba contando, ella vio como Juan pasó de la incredulidad a la indignación y la rabia
—¡Ese maldito me las va a pagar! ¡¿Cómo se atrevió a tocarte?!
—¡No, por favor Juan! Estoy bien, no pasó nada porque le partí la nariz...
— ¿No ocurrió nada? ¡Te quiso violar!
Juan Carlos, al ver la angustia y los ojos llorosos de ella, decidió calmarse, respiró profundo y le dijo.
—Está bien amor, voy a curarte.
—Gracias, vamos al baño para que me cures—le dirigió una sonrisa.
—Al único lugar al que irás esta noche es a la cama. Prepararé un poco de té de manzanilla después de curarte esa herida.
Daniela bajó la mirada hacia la pequeña cortadura que había en su pecho, y después hizo un esfuerzo por permanecer inmóvil cuando Juan se la cubrió con una gasa, con manos temblorosas.
Daniela s