Cuando Axel despertó el lunes por la mañana, la lluvia se había detenido. Pensó en el día anterior, en cómo estuvo solo sin hacer prácticamente nada en todo el día, que solo había pensado en el fin de semana pasado, cuando había estado con ella. Le dolía, pero aún tenía mucho enojo, mucha decepción, además de un sentimiento desconocido para él. Sacudió su cabeza para salir de ese trance y realizó su rutina de todas las mañanas.

Al llegar a la oficina, Alicia ya estaba en su escritorio, luciendo concentrada como siempre; lo único que atinó a decirle habría sido:

"Buenos días, señorita Torres".

Ella le respondió con un:

"Buenos días".

Pero ninguno de los dos se miró. Al entrar a su oficina, se sentó en su escritorio y recargó la cabeza sobre su silla. Después de unos minutos sacó su celular de su bolsillo, buscó el mensaje con las fotos, esas fotos que le habían hecho mucho daño.

Leyó nuevamente el mensaje que venía con las fotos; aunque dudó por un momento, marcó el número del cual habí