C260: Hazme caso por una vez.
La tarde se vestía con los últimos hilos de sol. Una brisa suave, casi melancólica, recorría los campos como una caricia olvidada. El aire tenía ese perfume a tierra cálida mezclado con frescura, como si el día no quisiera marcharse del todo. Los pastos altos se mecían en un vaivén lento, y los pájaros, dispersos en los árboles cercanos, cantaban como si ignoraran la tristeza que estaba a punto de entrar en esa vieja cabaña.
La casa, oculta entre el verde y el silencio, parecía haber sido abandonada hace tiempo. Tenía el aspecto de algo olvidado, cubierto de polvo y quietud. Sus ventanas estaban empañadas, y el interior era un museo de telarañas, de huellas del tiempo. Jordan llegó sola, arrastrando una maleta que parecía más pesada por lo que llevaba en el pecho que por lo que cargaba en su interior. Abrió la puerta con suavidad, como si temiera perturbar el alma dormida del lugar.
Apenas cruzó el umbral, se quedó allí unos segundos, observando el abandono, respirando ese aire cerrad