91 - Ella no le importaba.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses. Anaís y Ernesto pasaron la mayor parte de su tiempo en el hospital, velando por su bebé en la incubadora, un pequeño ser que se aferraba a la vida con la fuerza de un guerrero. Ernesto había llevado su trabajo al hospital, decidido a no separarse de Anaís ni de la pequeña, y a su lado, Anaís encontraba consuelo y compañía en medio de la tormenta que había envuelto su vida.
Finalmente, llegó el día en que Anaís recibió el alta médica. Sin embargo, al regresar a la realidad, se encontró con una sorpresa que la dejó atónita. Jorge la había llevado a un departamento vacío, sin muebles, sin un solo objeto que le perteneciera. Al ver el lugar despojado, la confusión se apoderó de ella.
— ¿Dónde están mis cosas? — preguntó, mirando a Jorge con incredulidad.
Él dudó un momento antes de responder.
— Lo donaste todo — dijo, con una indiferencia que la desarmó.
Anaís frunció el ceño, tratando de procesar su respuesta.
— ¿Por qué? — ins