11 - La niña de los rumores.
Carla arqueó una ceja, interesada.
— ¿Qué quieres decir?
Lucrecia miró a su amiga con una sonrisa que parecía una mezcla de orgullo y cinismo.
— Mi compromiso, Carla. Ya está todo listo. Finalmente, voy a casarme.
Carla dejó escapar un grito de emoción, tomando la mano de Lucrecia.
— ¡Eso es maravilloso, Lucrecia! — exclamó, admirando el anillo que llevaba en su dedo —. ¡Mira este anillo! Es precioso. Tu prometido realmente se lució. ¿Cuándo lo vamos a conocer?
Lucrecia retiró la mano rápidamente, tratando de no mostrar demasiada emoción. Ese anillo... ese maldito anillo.
Era el mismo que había pertenecido a Anaís. Jorge se lo había dado antes de su compromiso, pero nunca llegó a entregárselo oficialmente. Lucrecia lo había encontrado, había hecho que fuera suyo, y ahora nadie podría saber la verdad.
— Sí, es perfecto — dijo, forzando una sonrisa que no llegaba a sus ojos —. Él es mi mundo, Carla.
Carla sonrió ampliamente, emocionada por su amiga, pero no podía dejar de notar algo en