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Jamás me di cuenta de lo difícil que iba a ser estar con el doctor Mark. No quiero jugar con fuego, así que mejor me retiro antes de ser quemada. Huir de él no fue fácil, pero logré mantenerme a salvo en la cafetería hasta por fin terminar mi jornada de trabajo. Así que empaco mis cosas para ir a el departamento de Ross.
Antes de salir por las puertas de vidrio del hospital, Ross llama mi atención.
–Puedes comer un poco de sopa que hice ayer.–Ella luce descansada y limpia.–Calienta de esta en el microondas.–Yo solo asiento con mi cabeza cansada.
–Te veo en la noche.–Le digo feliz de por fin ir a descansar.
Salgo del hospital para tomar el metro. El largo camino hacia el departamento es de más o menos media hora. Al llegar a este, me sentí aliviada ya que me dolían los pies. Al entrar a el departamento, me di cuenta que todo estaba tirado, nada nuevo en la casa de Ross. Camine directo a la habitación para caer dormida.
Después de estar dormida un largo tiempo, mis sueños fueron per