Molly
Salimos luego de comer y esta vez vamos directo a casa. Todo está en silencio excepto por nuestro pequeño que no deja de hablar con su padre todo el tiempo. Bajamos al llegar y entramos.
Mi celular suena en mi bolso y lo saco viendo su número.
—Hola Maxi —saludo hablando con el teléfono en la oreja.
Veo a ambos subir al piso superior e imagino que llevará mi pequeño a su padre a conocer su habitación.
—¿Todo bien?
Su pregunta me deja consternada, no sé siquiera qué contestarle.
—Me pidió el divorcio —digo sintiendo mis ojos arder.
¡Soy tan débil!
—Maldito gilipollas —masculla a través de la línea.
—¡Mami! —chilla la voz de mi hijo desde arriba.
—Lo siento Max luego hablamos, Tohb me llama —le comento y él se despide.
Cuelgo y subo las escaleras dejando las llaves en su lugar. Veo la puerta del cuarto de mi hijo abierta y su padre sentado en el sofá azul en forma de auto mientras mi pequeño enseña todos su juguetes.
—¿Mami ya podemos meternos al jacuzzi? —pide y me sorprendo.