En ese preciso momento, sentía cierta expectación por la llegada de la noche.
—¡Bien! —respondió Miguel, tocando con suavidad su nariz—. Ve a acompañar a tu abuela, yo volveré a la oficina.
Laura quería decirle a Miguel que, en los últimos días, cuando su abuela estaba lúcida, preguntaba cuándo podría conocer a su esposo. En tres años de matrimonio, su abuela nunca había visto a Miguel en persona.
Después de mucho dudar, finalmente se armó de suficiente valor:
—Miguel, ¿podrías...?
Sus palabras fueron interrumpidas por el repentino sonido de un teléfono.
Miguel en ese instante sacó su móvil y Laura vio claramente el nombre de Jenny en la pantalla. En un momento, todas sus esperanzas e ilusiones se hicieron añicos. Este triángulo amoroso jamás tendría un final feliz.
—Descansa un poco, ¡voy para allá! —La voz urgente de Miguel llegó a sus oídos mientras Laura volvía a la realidad, sus hermosos ojos teñidos de tristeza.
—Ve a acompañar a tu abuela, tengo que ir urgente al bufete, Jenny t