La posesividad con la que me besa y sin mucha dificultad me levanta del suelo para llevarme hasta una superficie fría donde me rompe la ropa y con salvajismo besa mi cuello, pechos y abdomen, me dicen que será más rudo que antes.
Pero, en vez de angustiarme o pedirle que se detenga, terminó quedándome a su merced, ansiando ser tocada por uno de los hombres con el que tengo una relación complicada y aun sabiéndolo, sigo cavando en este pozo donde ya no puedo ver la luz.— Solo yo puedo besarte, Marcela. — dice él besando mis piernas.— Noah…— Solo yo puedo romper tu maldita ropa para follarte. — dice él rompiendo mi ropa, para succionar con fuerza esa parte de mi cuerpo tan sensible y palpitante.De inmediato, de lo más profundo de mi garganta sale un sonido que puede escucharse en cada rincón de la casa, por lo que, cubro mi boca rápidame