-Lo siento mi principessa. Buen día perdón por no habernos presentado antes, pero bueno aquí estamos, soy Bruno Cicarelli y ella mi hija Hanni, un gusto de conocerlos-decían que lo cortés no quita lo valiente, así que me lancé a la aventura, ya hablaría con esa mujer inconsiderada para cobrárselas, pero eso sería una nimiedad, con que me de unos besitos me tendría por pagado. Mi principessa me volvió a mirar feo, pero ya estaba tan acostumbrado a sus miradas de recelo que se las tuvo que aguantar.
Los varones se acercaron a mí y se presentaron como Joseph y Peter, los hermanos mayores de mi diosa y de verdad que todos tenían un parecido muy notorio, sobre todo esos ojazos verdes que tenía mi inconsiderada. Aunque la madre de ellos y sus mujeres parecían unas meras espectadoras del momento, los gritos provenientes de una de las habitaciones nos sobresaltaron a todos, como si me importara una mierda el qué dirán me dirigí al lugar de donde provenían los gritos, pero uno de los hermanos,