1. En el lugar equivocado

Chicago un año después 

Tocan a la puerta de Patrick Mcallen, siendo el vicepresidente y próximo CEO de una gran firma de contadores en la ciudad.

—Hola amigo, siento interrumpirte, tenemos una reunión durante el almuerzo con uno de los clientes más importantes —dijo Gabriel su amigo y compañero en la firma.

—Si, lo sé, la cadena más grande de ensaladas y snacks saludables de la ciudad, es mejor irnos ya.

—¿Por cierto como te va con su prometida? 

—Bien, de hecho venía por mí para almorzar juntos pero le pedí cambiar la cita para la noche.

—Sueles faltar a estas reuniones.

—Mi papá me pidió expresamente estar presente además estará la asistente y estoy seguro que intentará tomar las riendas del plan de negocios del cliente y esa cuenta es mía.

—¿Otra vez con esa chica?, creo que estás obsesionado.

—No me gusta, siempre con aires de eficiencia, con soluciones y respuestas para todo.

—Son prejuicios, he trabajado con ella y es una excelente amiga, de las mejores empleadas y de las más motivadas.

—Mejor dejemos el tema o pensaré que también te tiene hechizado como a mi papá.

Oliver Mcallen actual CEO y padre de Patrick tenía una relación estrecha con la joven quien había escalado de manera vertiginosa de ser la chica de los recados a trabajar con él como su asistente y mano derecha, lo que causaba celos y desconfianza a Patrick, su madre y algunos empleados.

—Está bien, no diré más de la señorita Weber.

Los amigos salieron para el restaurante y al llegar ya todos estaban allí.

Después de las presentaciones de rutina y de almorzar pasaron a tomar una copa más serenamente para hablar de negocios y Alexa sin perder más tiempo les entregó los informes realizados.

—Por favor realicemos un feedback.

—Caramba señorita se nota que usted está preparada —expresó el cliente satisfecho.

Patrick quien se había mantenido en segundo plano explicó, —Yo personalmente también preparé algunas medidas para optimizar su negocio.

Le entregó una hoja.

El cliente le dió un vistazo de inmediato y refutó.

—No disminuirá el costo de nuestra materia prima joven, es lo que hace nuestra marca diferente respecto a la competencia, la calidad.

Alexa volteó los ojos ante su error de estrategia, don perfecto como solía decirle en privado.

Era de aquellos tipos de jefes soberbios que veía y criticaba las faltas agendas pero no las suyas, era exigente, testarudo, menos preciada el esfuerzo de los demás. 

Pero era claro que esta vez había pasado por alto algunas cosas en su investigación y por ello se equivocó en el cambio sugerido al cliente.

Tomando la palabra de nuevo intervino para salvar la reunión.

—El señor Mcallen a lo que se refiere es a qué notamos que existen algunos tratados para descuentos de importación que no está aprovechando y que pueden disminuir sus costos.

La cara de alivio de los presentes fue inmediata pues el cliente que se había alterado significativamente se notaba ahora conforme con la información que leía, pero Patrick lo tomó como una ofensa personal, así que cuando Alexa se dirigió al baño fue tras ella.

—¿Crees que no se lo que haces?, me quieres hacer quedar mal pero no lo vas a lograr —dijo tomándola por el brazo para apartarla hacia una esquina donde no les vieran.

Alexa se giró y lo vio directo a los ojos, eran de un hermoso verde aceituna pero con la rabia parecían volverse amarillo.

—Primero que nada suéltame y sobre lo que reclamas si vieras más allá de tus narices te dieras cuenta que te salve la espalda y la de la empresa.

—No te metas en mi camino, no me importa si eres la favorita de mi padre o si te metiste en sus pantalones para escalar, pero conoce tu lugar.

Alexa ofendida ante su insinuación de inmediato levantó la mano para abofetear pero él la sujetó antes de que llegara a su cara.

—Suéltame imbécil, no te permitiré que me ofendas como mujer y profesional, no necesito acostarme con nadie para lograr lo que quiero además insultas a tu padre que es un buen hombre y honesto.

—No creo en tu falsa actitud de niña buena y eficiente, puedes estar segura que te vigilare.

Alexa le dió la espalda, entró al baño y se tomó unos minutos para calmarse, se había prometido que nunca más se dejaría humillar.

Luego que se uniera al grupo de nuevo en la mesa el cliente se despidió y Oliver Mcallen les pidió a sus tres empleados estrellas que ya se habían levantado, que se volvieran a sentar.

—Quiero aprovechar que estamos fuera de la oficina para darles la noticia primero a ustedes, me retiraré de mi cargo.

—¿Por qué papá si aún te quedan algunos años para jubilarte?

—Estoy cansado, creo que debo cambiar mi ritmo de vida.

—¿Por qué simplemente no tomas vacaciones?

—Porque quiero que la empresa sea llevada por ti, ya es hora de pasar la antorcha.

—Merece la pena que lo pienses mejor.

—Lo harás bien junto con el apoyo de Alexa como tú asistente y Gabriel ocupando tu cargo de vicepresidente, han demostrado ser excelentes en sus áreas y es sangre nueva e innovadora que es lo que hace falta en cualquier empresa para mantenerse en el tiempo.

—Padre pero…

—Sin peros, está semana debemos ultimar los detalles pero ya está decidido.

Alexa maldijo en su mente, trabajar con el niño mimado y egocéntrico de Patrick le producía arcadas era físicamente hermoso pero de personalidad aborrecible, pero no podía perderse en esa situación.

Su prioridad era su hermano Daniel y no podía darse el lujo de renunciar.

Patrick permaneció en silencio para no contrariarlo más, pero no podía trabajar con la indeseable y sabelotodo de Alexa.

Tenía que hacerle entender sus razones, pero cuando salieron del trabajo pasó por la casa de sus padres y apenas llegó a la sala su madre lo recibió con un abrazo.

—Ya tu padre me dió la noticia, !felicidades!, ahora a preparar urgentemente la boda.

—¿A qué te refieres?, ¿de qué matrimonio hablas?

—El tuyo con Brenda.

Patrick seguía sin entender así que intervino su padre.

—Recuerda que desde que tu bisabuelo fundó la empresa el que asuma el cargo de CEO debe estar casado y permanecer así al menos por un año.

—Pero qué condición más retrógrada y sin fundamento, por Dios ¿en qué siglo estamos?

—Reglas son reglas, él creía que quién pudiera mantener un hogar sabría llevar a una empresa, además hay muchos clientes conservadores…

—Bueno, no importa igual ya estoy comprometido con la mujer que amo, solo deberé apresurar las cosas, estoy seguro que a Brenda le encantará la idea y a su familia.

—Pues tienes un mes, así que no pierdas tiempo.

—Me voy a casa para darle la noticia de una vez, hoy vamos a cenar juntos y aprovecho para comentarle.

Brenda recibió la noticia felizmente y a partir de ese momento comenzó una cuenta regresiva para los preparativos, esto ocurría a la par de asumir el cargo y lidiar con la eficiencia de su asistente lo que estaba acabando con los nervios de Patrick.

La semana siguiente todo se complicó con un cliente que estaba siendo auditado por un ente gubernamental.

—Esto es un trabajo que requerirá de un equipo —informó a Gabriel y Alexa—. Tenemos que anticiparnos a lo que puedan encontrar ellos.

—El informe del año pasado es limpio, no muestra mayores diferencias, pero iré al archivo ahora a buscar los papeles de trabajo para revisarlo con detalle —agregó Gabriel.

—Señor Mcallen, estuve en la empresa en la toma física de inventario y ya le dejé el informe dentro del expediente —Alexa entonces tomó la palabra.

—Tengo que realizar información cruzada con el contador de la empresa.

—Yo lo hago.

—Soy quien representa a la empresa no puedo delegar algo tan importante en un empleado sin el conocimiento y experiencia adecuados —y dale con eso pensó Alexa.

—Está retrasado para la cena de ensayo, su prometida le ha llamado al menos 5 veces, creo que no tiene opción de confiar en mí.

—Qué más da, revisaré mañana de manera exhaustiva igual, ¿mi auto sigue en el taller? —dijo exasperado.

—Sí, por ello su padre le dejó el suyo y se fue antes en un taxi, tenga las llaves.

—Gracias —dijo secamente pero era la primera vez que aquellos ojos hermosos no la miraban con reproche y que sus labios pronunciaban una palabra amable, así que se sintió satisfecha.

—Para servirle, que tenga una feliz noche y de nuevo felicidades.

Patrick se subió al auto y después de respirar profundo y relajarse partió a su lugar de encuentro, las calles tenían poco tránsito así que colocó un poco de música para animarse.

Estaba detenido en un cruce a dos manzanas de llegar a su destino cuando un fuerte golpe le sorprende en la parte posterior del auto.

Su cuerpo a pesar del cinturón se sacude hacia delante y luego hacia atrás cuando choca contra un poste, está consciente y observa al culpable dejar la escena.

Mientras espera atrapado en el auto el dolor se apodera de él, está en shock.

Ve todo como si se tratara de un espectador omnisciente, ve a los bomberos trabajar para sacarle y luego a los paramédicos preguntando su estado, mientras su ojos se cierran a la vez que el sonido de su teléfono está cada vez más lejos.

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