10. Nadie puede tocarla
CRYSTAL
Han pasado tres días desde aquel incidente, tres días que me han mantenido aquí encerrada en esta habitación oscura.
Leonor es la única que viene a traerme una bandeja de comida, pero luego simplemente se va, dejándome sola para que comience a perder la cabeza.
Me he roto los dedos tratando de abrir más aquel pequeño orificio que alumbra mi cuerpo sentado en la inmensidad de esta habitación. Ya he perdido la cuenta de cuántas veces he caminado tratando de distraer mi agotada mente.
Un suspiro escapa de mí, resonando en estas cuatro paredes, sintiendo que mi vida no tiene un significado.
Oigo el cerrojo de la puerta; es la segunda vez en la mañana, lo que me hace pensar que tal vez no es Leonor.
Miro sobre mi hombro la puerta, esperando a que se abra, y cuando lo hace, me sorprende ver qué sí es Leonor.
—Hola, ¿cómo estás hoy?
—Bien— respondí, levantándome para quedar frente a ella, quien comenzó a examinar mi cuerpo medio desnudo con la mirada.
Su Alfa tiene la habilidad de ar