La luna de sangre habia llegado a su máximo esplendor, y habia cubierto por completo a la luna. Y Ula pudo sentir mas magia de la que nunca habia sentido antes.
El océano parecía temblar con su poder, y ahora mismo la marea estaba subiendo en todas partes del mundo.
Por el contrario, Kaia también lo sentía.
-No eres la única que crece con ella-murmuro en un susurro que nadie oyó.
Cuando Kaia alzo la mano su magia, dorada y brillante salió despedida hacia ella.
Ula cayo por el impacto, habia estado distraída, pero Kaia podía empezar a notar como la magia de Ula se iba mezclando, dorada y oscura. Oscura y dorada.
Que miedo daba. Honestamente, daba mucho miedo.
Sus ojos pasaban del dorado al rojo, y del rojo al dorado de forma casi intermitente, mientras el humo negro salía despedida de su cuerpo, al igual que destellos de luz
-¿Crees que puedes destruir a la reina?
Kaia negó – tu te estas destruyendo sola. Mírate, tu alma ya no sabe ni que forma mismo tomar. Estas tan confundida como tu