Jaladi y Dorian se miraban preocupados
-Te veo inquieta- se lo hace notar
Jaladi solo nadaba de un lado a otro mientras se mordía las uñas. -¿Cómo crees que habrá ido la misión?
Dorian fingió una mueca de confianza- seguramente lo lograron, después de todo, son centuriones de la reina. No existe nadie más entrenados que ellos
-Me siento culpable- confeso la chica
-Oye- el nado hacia ella y la sujeto de los hombros – no ha sido culpa nuestra. Tu fuiste sincera con Teles, y ella acepto hacerlo. No sabíamos que el rey Kaito nos tendría una trampa
-¡Pues yo debí haberlo supuesto!
El rostro de Dorian se entristeció – nadie podría haberlo supuesto-dijo en tono suave
-Es malvado- se lo recordó- literalmente su reino se apoda “el reino maldito” eso- señalo -debió habernos dado una buena pista
El se encogió de hombros – sea como sea, no hay nada que podamos hacer ahora, salvo…
Las trompetas sonaron de repente.
-¡Ya están aquí! ¡Ya llegaron!
Y antes de que el muchacho pudiera decir otra palabra