POV AUSTRAL
Al día siguiente, todos nos despertamos muy temprano y alistamos nuestras cosas para regresar al hotel, ya que mañana Ángeles sería internada para su operación. Mientras esperamos a que la camioneta llegue, nos pusimos a preparar algo para desayunar en todo el viaje. Terminamos y la camioneta llega justo a tiempo. Los cuatro salimos, entramos en ella y nos ponemos en marcha a la ciudad.
—¿Falta mucho? —susurra Ángeles; y yo sonrío.
—Solo unos minutos, ya estamos muy cerca.
—Me gustó mucho la fogata.
—Otro día podríamos regresar y hacer otra más.
—Me encantaría.
—Entonces estás más que invitada. Mi cabaña es tu cabaña —señalo; y ella sonríe para después acomodarse en el pecho de su hermano y dormir un poco más.
Mientras tanto, Margaret sigue tomando fotos a través de la ventana del auto, muy emocionada y contenta.
Por otro lado, Kansas y yo compartimos miradas y sonrisas cómplices hasta que, otra vez, nos vemos interrumpidos por el sonido de mi celular. Lo había encendido e