―Ah… lo siento, yo… no quiero presionarte ―se apresuró a decir Anna al mismo tiempo que se giraba entre sus brazos

―Lo sé nena ―le sonrió Dante con tristeza ―Es sólo que todas esas sensaciones me agotan, sobre todo, por la tristeza ―

―Tómalo con calma ¿sí? ―le pidió Anna en voz baja antes de darle un pico en los labios

―Quisiera… Pero el tiempo… ―

―Hay tiempo ―lo interrumpió Anna ―Tenemos ocho años ―

―Parece mucho, pero no lo es… ―

―Será suficiente ―susurró ella antes de besar sus labios

― ¿De verdad lo crees? ―

―Sí ―asintió Anna ―Algo me dice que no será fácil, pero, lo enfrentaremos juntos, te lo prometo ―

―Con eso me basta ―sonrió Dante ―Por cierto, sobre nuestra cabaña… ―

― ¿Has elegido el punto? ―preguntó Anna emocionada

―Sí. Justo del lado derecho del lago, en lo que solían ser las fronteras de Loto de Luna ―

― ¡Me encanta! ―exclamó Anna emocionada

―Me alegra escucharlo nena ―sonrió Dante esta vez con genuina emoción ―Pero… ¿Estás segura de querer mudarte? ―

―Si no lo hacemos, j