―Esto… ¿Está muy lejos? ―preguntó Anna mientras se acomodaba su gorra nuevamente―Una media hora andando ―dijo Dante mirándola de reojo ― ¿Quieres que te lleve? ―preguntó al verla fruncir el ceño― ¿Puedes? ―dijo ella girándose hacia él con su propia versión de la cara de puchero que Ares solía hacerles―Vale, vale, lo haré, eso no es necesario ―rio Dante bajando la cesta ―Acomodemos esto para que no te compliques demasiado ―― ¡Oh! ¡Son delicias de fresa! ―exclamó Anna cuando el dulce aroma del azúcar inundó su nariz―Ayer le conté a Melba que tenías muchas ganas de comerlas, así que le pedí que te hiciera una caja para ti solita ―dijo Dante, quien no pudo evitar soltar una carcajada al ver como Anna se limpiaba la boca discretamente― ¡Muchas gracias! ―exclamó Anna la mar de feliz antes de comenzar a mover algunas cosas para guardar sus botellas con agua y la caja de chocolate ―Pero, Dante, ¿dónde comeremos? Dijiste que era una playa virgen ――Cariño, confía en mí ―respondió él al m
―Tal parece que Arcadia nos quitó muchas cosas, pero ahora, nos las está regresando poco a poco ―dijo Anna sonriendo al recordar lo feliz que Gabrielle y Marcia lucían con que Ragnar fuera la segunda oportunidad de la gamma ― ¡Oh! ¿Donna también cocinó? ―preguntó al notar en uno de los refractarios una ensalada tropical que Donna solía hacer―No, Dona está demasiado ocupada enseñando a las cocineras de la finca ―dijo Dante riendo―Que los secretos de la cocina de Donna se extiendan hará muy feliz a mis abuelos ―dijo Anna riendo al mismo tiempo que le tendía un plato cuando el joven se sentó frente a ella―Sobre todo a su excelencia Bastián, quien no para de pasearse por la cocina para probar los bocadillos que ella prepara para la Luna Iva ―dijo Dante antes de dar un mordisco a su emparedado―Eso escuché ―dijo Anna cubriendo su boca ―Si te soy honesta, creo que Dona está encantada con la atención, y ahora con el negocio, dudo que ella y Melba vuelvan pronto a la manada ――Lo sé, yo ta
Ante sus palabras, Anna sonrió y continuó devorando su emparedado, el cual no tardó en desaparecer al igual que el de Dante, quien no perdió el tiempo y sugirió probar las delicias de fresa.Deseosa por hacerlo, Anna accedió, sin embargo, lejos de solo probarlas, la joven loba acabó con todas.―Menos mal que compramos los chocolates ―gruñó Dante antes de meterse uno a la boca―No me culpes, amo los dulces de Melba ―dijo Anna comiéndose la última fresa―Lo sabía, lo que no sabía era que amabas más esas fresas que a mí ―gruñó Dante―Espera, ¿estás celoso de las delicias de fresa? ―preguntó Anna arqueando una ceja―Jamás dejaré que Melba las vuelva hacer ―gruñó Dante girándose hacia ella ― ¿Estás lista para correr, nena? ―preguntó sujetando el rostro de la joven con sus dos manos―Aún no ―susurró Anna― ¿Qué te hace falta? ――Que me beses ―ronroneó ellaObediente, Dante sonrió y capturó sus labios en un dulce y tierno beso que la hizo estremecer.―Mmhm, sí, ahora estoy lista ―masculló An
Y sin más, ambos se enredaron en el cuerpo del otro, cubriéndose únicamente con aquel intenso amor que los había envuelto desde el primer día.―Eres mía, pequeña alfa ―gruñó Dante, quien, con suavidad, comenzó a invadir el interior de su compañera―Dante ―jadeó Anna al sentir como, con suaves movimientos, su eterno compañero comenzaba a poseerlaPara ambos, justo en aquel momento, el tiempo a su alrededor se congeló.El trinar de las aves, el ruido del agua cayendo de aquella hermosa cascada, incluso, el sonido del suave viento que comenzaba a soplar fue desapareciendo poco a poco para ellos, dejándolos en una especie de burbuja donde sólo existían ellos dos.―Te amo tanto ― gruñó Dante entre besosDebido a su pasión, Anna no tuvo tiempo de responder, pues justo en ese momento, Dante clavó sus colmillos en la marca de su compañera, reclamándola una vez más como su eterna y única pareja.―Por Selene ―jadeó Anna cuando, tras llegar a un perfecto clímax, ambos decidieron descansar tumbad
Temprano por la mañana del día siguiente, sentado en la silla de un pequeño escritorio que su hermano había dispuesto en su habitación, Arioch Nicolaou terminaba de revisar los permisos que Máximus había firmado la tarde anterior con la única finalidad de que la gente finalmente pudiese dejar la isla.¿Su trabajo?Asegurarse de que ninguno de los hombres que él mismo había reclutado, intentase dejar la isla.Para su buena o mala suerte, sólo cuatro habían intentado engañar al sistema.―Buenos días, querido ―lo saludó Dasha entrando a la habitación―Buenos días Dasha ―dijo Arioch inclinando su cabeza ligeramente cuando su compañera se inclinó sobre él para poder besar su mejilla ― ¿Qué escondes ahí, querida? ―preguntó al notar que Dasha intentaba mantener algo detrás de ella―Lo que encargaste ayer ―dijo Dasha colocando una bolsa de color marrón sobre el escritorio ―Anna se disculpa por no habértela dado anoche ―comentó al mismo tiempo que sacaba las dos cajas de chocolate que había en
― ¡Ah! Soy yo, su ex… Ah, no, lo siento ―se escuchó la torpe voz de la joven ―Soy Anna, señor… Eh… ―― ¿Por qué demonios estás nerviosa? ―se escuchó otra joven―No estoy nerviosa Elizabeth ―escucharon gruñir a AnnaDurante un breve instante, Dasha y Arioch se miraron confundidos antes de soltar una suave risita.― ¿Qué sucede, cachorra? ―preguntó Arioch abriendo la puerta de par en par―Mi papá dice que es hora de irnos, que por favor se reúnan con él y con mi abuelo ――Entiendo ―dijo Arioch colocándose el saco negro que Dasha le extendía ―Muchas gracias, Anna ――No hay de qué ―masculló ella antes de dedicarle una pequeña reverencia al igual que Elizabeth―Espera, cachorra ―se apresuró a decir Arioch al mismo tiempo que tomaba dos chocolates de la caja que ya había abierto― ¿Sucede algo? ―preguntó Anna volviendo a acercarse a la puerta―Sí, sólo quería agradecerte por comprármelos, me trajeron dulces recuerdos ―dijo ofreciéndole los chocolates―Uh… No fue nada ―dijo ella en voz queda
―Dasha, querida, te juro que no fue por eso por lo que me alejé ―dijo Arioch sujetando el rostro de la mujer con sus dos manos al ver que ella comenzaba a llorar nuevamente ―Mis cambios de humor eran más constantes y no quería herirte, temía perder el control y hacerte daño tal y como lo había hecho con mi hermano menor, yo… De verdad que no quería cometer el mismo error contigo o con Alastor, fue por eso por lo que intenté solucionar el problema por mi propia cuenta ―dijo con amargura ―Pero Chaos siempre fue demasiado para mí… ――Lo sé ―dijo Dasha colocando su mano sobre una de las de Arioch ―Pero, desgraciadamente, poco después de eso, empezó mi pesadilla… ―― ¿Comenzaron las traiciones? ―preguntó Zeth, a lo que Dasha asintió―Lo recuerdo perfectamente ―susurró Dasha ―Tomaba el té con Idylla cuando todo comenzó ―dijo clavando sus ojos en Arioch ―Fue una sensación realmente horrible, sentí que me faltaba el aire y que mi corazón se rompía en mil pedazos… ――No, para… ―masculló Arioch
Ante la pregunta del joven, Dasha negó con la cabeza y clavó sus ojos en él.―No tuve la oportunidad ―dijo con tristeza ―Y es que, los encuentros se volvían más frecuentes, por lo que me costaba mantenerme en pie, y hablar, bueno, eso era una verdadera odisea ―dijo apretando los puños ―El dolor era tan intenso que, en más de una ocasión, intenté acabar con mi vida para dejar de sufrir ―admitió con la cabeza gacha ―Fueron los peores meses de mi vida ―susurró antes de levantar la mirada para clavarla en Zeth ―Hasta que tú llegaste y lo cambiaste todo, mi dulce cachorro ―― ¿Yo? ¿Cómo? ―preguntó Zeth confundido―Con tu simple llegada al palacio ―dijo Arioch, quien no tuvo el valor de verlo a los ojos ―Pese a lo que se dijo, tu sola presencia mejoró el estado de salud de Dasha… ―agregó― Su estado de salud… ―dijo en un murmullo irritado“El estado de salud de Dasha es débil debido a su enfermedad, lo siento, creo que, después de todo, no hice bien mi trabajo…”.Aquello, habían sido las pal