―Querida Iva ―dijo Máximus sin notar la pequeña travesura que su hijo y su nuera, estaban compartiendo en ese instante ―Quiero darte nuevamente la bienvenida a mi familia, pero, sobre todo, quiero darte la bienvenida a este hermoso lugar llamado Arcadia, espero que, con el tiempo, aprendas a querernos tal y como lo haces con tu manada, pues estoy convencido de que aquí, todos te amarán en un instante ―

―Gracias majestad ―sonrió Iva ―A todos ―dijo divertida cuando los lobos comenzaron a aclamarla alegremente

― ¡Luna Iva! ¡Es usted increíble! ―gritaban algunos isleños

Y es que, si bien Iva llevaba sólo una semana en la isla, la presencia de la Luna y de su gamma no había pasado desapercibida en el hospital Bona noche, pues ambas, aunque cuidaban a Anna, habían dedicado sus momentos libres ayudando a cuanto lobo herido habían podido, aligerando el trabajo para todos aquellos que trabajaban en el hospital.

Además de aquello, el rumor de que la Luna Iva había jurado ayudar con todos sus ga