"Huyéndole a mi sombra, queriendo no estar sola. Yo muero y vivo por ti"
Fumiko Ibars
Habían pasado unos diez días desde que hablé con Dios y llegamos a aquel acuerdo. Diez días de confusión, miedo, pero también de esperanza. El acuerdo aún rondaba en mi mente como una promesa y una amenaza a la vez.
La vez que regresé en la tarde a la manada, Oshin se lanzó hacia mí abrazándome con tal fuerza que casi me derrumbó. Decía que creía que me había ido de nuevo. Escuché el miedo en su voz, el temor de perderme nuevamente. Pero yo estaba allí, con él, en sus brazos, y por primera vez en días, sentí una paz que no había experimentado desde hacía mucho tiempo.
Pasamos la noche hablando de cosas insignificantes, riendo y disfrutando de la compañía del otro. El tiempo parecía detenerse cuando estábamos juntos. Las conversaciones eran simples, pero en cada palabra se tejía una conexión más profunda, una que comenzaba a sentirse como un refugio seguro en medio de todo lo que ocurría. Finalme