Cuando desperté, encontré a la señora descansando sobre una silla y mi fiebre parecía haber desaparecido por completo, pues me encontraba mucho mejor.
Me senté y me dispuse a levantarme cuando me percaté de que la señora se desperezaba y posteriormente abría los ojos, dándose cuenta de que ya estaba despierta.
- ¿Estás bién? – preguntó, mientras me tocaba la frente, para cerciorarse de que todo iba bien.
- ¿Cuánto tiempo lleva aquí? – pregunté asustada, pues no quería que la señora tuviese una mala noche por mi causa – no quiero que se enferme por …
- He llegado hace tan solo una media hora – me explicaba, haciendo que yo la mirase sin comprender – cuando he llegado, él estaba aquí…
- ¿él? – p