Cuando salí de aquella habitación él ya tenía la mesa puesta, al parecer había comprado comida antes de recogerme, porque tenía unas bolsas enormes de comida china. Le sonreí agradecida mientras me sentaba junto a él en el sofá, ni siquiera me percaté del estado de la casa, de que los cristales estaban sucios, ni un largo etc. que ya os contaré en otra ocasión. En ese momento tan sólo quería comer, estaba realmente hambrienta.