Llamé a Ivanov al día siguiente y me disculpé por haber desaparecido de la fiesta tan repentinamente. Él, como todo buen caballero que era, quería volver a verme, para disculparse y enmendar su abrupta salida cuando acabábamos de conocernos.
Había quedado con él, volvía a dar una fiesta en su casa aquel día, y quería que fuese a verle. Decía que sería su invitada de honor, me hizo gracia escuchar aquello.
Salí de mi apartamento con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en el modelito que debía comprar para esa noche, cuando tropecé con Kevin. Era un pesado.