Capítulo 6

―Nada en especial, solo que hice… ¡Tu desayuno preferido! Y te paso esta vez ese ridículo apodo, ¿eh?, porque debo contarte algo, ¿puedes venir hasta acá?

―Seguro, en quince minutos llego, aunque si pudiera manejar como me gusta llegaría en cinco. ―Ari da un grito ahogado.

―¡NI SE TE OCURRA! Ya llevas records en multas, recuerda que una próxima y adiós competencia.

―Sí, madre. Calma. Te veo en un rato.

Reconozco que amo la velocidad, pero debo controlar mi pie ya que tengo un colorido y surtido números de multas de tránsito, que por fortuna, gracias a los abogados de mi padre pasan desapercibidas, porque otra en mi lugar ya estuviera sin licencia. Arlet me dejó con un sensación extraña, espero no sea nada grave lo que debe decirme.

En efecto, quince minutos después llego a su edificio, busco donde estacionar mientras me anuncio con el vigilante. Decido subir las escaleras, es mejor para las piernas, además su apartamento queda en el cuarto piso. Llego y presiono el botón del timbre. M
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