Troy
―¿Cómo me veo, papá?
No encuentro las palabras exactas para expresarle a ella el cómo me siento, se ve tan preciosa que mis palabras se van a quedar cortas ante cualquier cosa que le vaya a decir. Estoy tan agradecido con el cielo por llegar a este día, celebrar con una de mis princesas sus grandiosos quince años.
Con su vestido azul como el cielo resplandece mi vida en este instante, un modelo que ella misma escogió desde que vio hace años aquella película de Disney: Cenicienta.
Lleva su cabello recogido adornado por una pequeña tiara, su maquillaje es suave, puesto que a ella no le agrada mucho usarlo, prefiere estar al natural, cosa que no objeto porque igual se ve hermosa. Recuerdo cada momento de alegría que he vivido junto a ella desde pequeña y ver ahora en la mujer hermosa que se ha convertido me aterra.
Por favor, no crezcas más. Pido mentalmente, justo como lo dice una canción.
―¿Papá? ―Me vuelve a insistir. Me acerco a ella y la tomo de sus manos.
―Estás preci