"¿Te. Tocó?", preguntó de nuevo, pero esta vez su voz era deliberada, con un matiz cortante y peligroso.
Sentí un calor sofocante en las mejillas. "¡No!", exclamé con demasiada rapidez y desesperación. "Así no. Solo estaba... ayudándome. Eso es todo."
"¿Tú crees?" Ace arqueó las cejas y entrecerró los ojos. "Sabrina, ni siquiera lo recuerdas. ¿Cómo puedes estar tan segura?"
Tragué saliva con dificultad, apretando los dedos alrededor del libro cerrado que tenía en el regazo. "Porque yo lo recordaría si lo hiciera."
"¿Lo harías?", insistió con la voz llena de dudas. "Estabas borracha. Tú misma lo dijiste. Era tu primera vez bebiendo, ¿verdad?"
Asentí lentamente, sintiendo una punzada de culpa. "Sí, lo dije."
"¿Entonces cómo puedes estar tan segura de lo que pasó o no?" Me dolía el pecho mientras sus palabras tiraban de los hilos sueltos de mi memoria, amenazando con desenredarlo todo.
"Recuerdo suficiente", dije con firmeza y firmeza esta vez. "Te lo digo, Ace. No me tocó. No lo haría".