Incapaz de impedir que Ace me acompañara, subí a mi habitación y me cambié. Mary ya había recibido instrucciones de mi marido. También le había dado una tarjeta negra para que me la diera, con la que pagaría lo que quisiera.Al salir, Ace me llevó aparte otra vez y me pidió que le dijera a Mary que se quedara."¿Y por qué debería hacer eso?", pregunté."Quiero que aprovechemos esta oportunidad para conocernos mejor, ¿y qué mejor momento que estando solos?", rió entre dientes, acercándose a mí. "Ve y dile que seremos solos"."¿Y si dice que no...?""De ninguna manera se negaría. Tú eres su jefa, y se supone que debe escuchar y hacer lo que le pidas", me interrumpió."Bueno, no como tú", murmuré.Ace se acercó al coche mientras yo volvía a entrar, deteniendo a Mary, que estaba a punto de salir.“Mary, estaba pensando que tal vez Ace y yo fuimos a esta juerga solas”, dije en voz baja.“¿Solo ustedes dos?”, preguntó, como era de esperar.“Sí. Si va a ser mi hijastro, al menos tengo que co
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