Cuando se dejaron de escuchar los tacones y Verónica desapareció por el pasillo, Alejandro soltó un suspiro largo, y Luciana, aún sentada, se pasó una mano nerviosa por el cabello, intentando procesar todo lo que acababa de suceder.
Alejandro se acercó a ella y le tomó la mano con suavidad, buscando sus ojos.
"Lamento que hayas tenido que presenciar eso," dijo con sinceridad.
Luciana lo miró fijamente, su corazón latiendo rápidamente. A pesar del drama, había algo que comenzaba a aclararse en su mente y en su corazón. "No te preocupes... No es culpa tuya, es solo que Verónica se ve afectada y creo que va enserio de eso de casarse contigo."
Alejandro se inclinó hacia ella, sus labios cerca de su oído. "Luciana, lo único que quiero ahora... es estar contigo."
El ambiente entre ellos, a pesar de la tormenta que acababa de pasar, se volvió a cargar de esa electricidad palpable, y en el fondo, ambos sabían que lo que acababa de suceder solo había fortalecido lo que realmente sentían el uno