Amor por mi fortuna
Amor por mi fortuna
Por: Hadit
Capítulo 1

Mis manos sudaban mientras esperaba que el doctor regresara del laboratorio, nerviosa e impaciente por saber el resultado. Al abrirse la puerta mi corazón latió rápidamente de los miedos, crucé los dedos con el deseo de que mi menstruación atrasada solo era producto de un simple problema ovárico.

Miré al doctor entrar a su consultorio y sentarse nuevamente frente a mí, no alcancé a detallar las escrituras de los papeles colocados sobre el escritorio. Seguidamente miré su rostro tratando de descifrar por mí misma la respuesta. Colocó una sonrisa de felicidad al encontrarse con mi mirada.

-¿Qué sucede? -Pregunté con preocupación.

-¡Felicidades! ¡Estás embarazada! –expresó alegremente.

-¿Y por qué sonríes? ¡Es una tragedia! –Exclamé horrorizada.

Acaricié bruscamente mis cabellos con las dos manos y las bajé hasta mi estómago sosteniendo el remolino interno que se me formó ahí por la noticia.

-No es ninguna tragedia, el niño viene bien y tienes edad para criarlo –aconsejó el doctor.

-¡Soy una chica de diecinueve años que ni siquiera ha terminado la universidad! Además de que odio a los niños y ser madre jamás ha sido mi deseo –Hablé alterada.

-Pues ese no es mi problema, debió de haberlo pensado antes y usar protección –El doctor se molestó- Ahora váyase que la consulta ha terminado.

-No me corra que yo le pagué para que me atendiera –dije regañadientes. Debería ayudarme a buscar una solución –expresé con nerviosismo- Un aborto, puede realizarme un aborto ahora mismo.

-Váyase a otro lado que yo no seré el causante de ese delito. Además, esas prácticas suelen ser muy costosas en este país, y le aconsejo que no lo practique en su casa si no quiere morir en el intento.

Salí de la sala de ginecología con un dolor de cabeza tan grande parecido a un volcán en llamas. Al sentir mi cuerpo temblar del nerviosismo tomé una pastilla y respiré profundo intentando calmarme.

El carácter de mi madre era tan fuerte que me correría de la casa al decirle la noticia, éramos mujeres humildes, desde que falleció mi padre había trabajado duro para mantenerme. Solo me quedaba una opción, el hombre de mi vida…

-Jorge si me comprenderá, posiblemente me abrace para decirme que lucharemos juntos en la vida- Eso era lo que quería escuchar al encontrarme con él.

No lo vería sino hasta la semana entrante y mi paciencia estallaría si esperara, así que le hice una visita inesperada, cosa que me arrepentí al instante luego de ver su reacción.

-¡No pudiste cuidarte Andrea! ¿En que estabas pensando? –Ni siquiera me dejó entrar, me reclamaba en su puerta.

-No lo planeé, pero lo criaremos juntos ¿cierto?

-¿Acaso te he pedido matrimonio para que estés contando conmigo? Asume tú ese problema.

-Eres el padre, apoyarme, te lo ruego.

-¡Tengo planes a corto plazo, acabo de graduarme de la universidad, no es mi deseo formar ahora una familia! –exclamó alzando la voz.

-Jorge, el mío tampoco, pero, así como me quieres debes querer al niño es el producto de nuestro amor.

-¿Amor? Estas errada si crees que te he amado. Solo hemos salido pocas veces, ni siquiera te había considerado mi novia.

-Yo si te he querido bastante –expresé melancólica, intenté detener mis lágrimas y no pude.

-Agradezco que me hicieras pasar buenos momentos Andrea, de verdad lo siento. No me sigas buscando y no quiero saber nada de lo que posiblemente lleves en el vientre. Debes irte –Jorge intentó cerrar la puerta, pero yo se lo impedí de un empujón.

-¡Eres un hombre horrible sin corazón! ¡Mi vida también se va a destruir por tu culpa! ¡Yo no hice al bebé sola!

-¡Ya lárgate de mi casa Andrea! –Expresó Jorge furioso.

Estaba tan empapada en llanto que no podía quedarme a discutir, tuve que ir a mi casa a llorar y por supuesto contarle todo a mi madre. Ella no se sorprendió, ya lo veía venir al darse cuenta de mis escapadas de noche y entrarme en vómito cuando comía en las últimas semanas. Además, que me había advertido de mi relación con sus consejos… ‘‘ese hombre no es de confiar’’.

Varios meses después y a tres días de pasar por ese doloroso proceso del parto me encontraba liberada, fajé mi cintura y salí a divertirme sola gracias al haber dejado con mi madre la criatura que me atormentaba con su llanto. Cuando tenía hambre, porque tenía sueño y para todo, ese pequeño no me dejaba en paz y continuamente me arrepentía de no haberlo botado cuando solo era un feto.

-Una copa por favor –Pedí la quinta, me habían prohibido el alcohol durante el embarazo y por cuidar de mi salud había hecho caso. Por eso ahora tomaba lo que quisiera. Cuando sonó mi música favorita me aproximé a la pista a mover el cuerpo como la profesional que era y de repente sentí un cuerpo masculino pegándose contra mí para seguir el ritmo.

Su olor era agradable y su rostro encantador, lo convertí en mi pareja para bailar toda la noche.

-Me pareces algo conocido, ¿te he visto antes? –Le pregunté al sentarnos frente a una mesa cansados y sintiendo mis tacones desgastados.

-No lo creo, no soy de aquí, vine a Nueva York para jugar un partido.

-¿Eres deportista?

-De futbol, así es. ¿Y tú hermosa? Se ve que haces gimnasia o vas al gim, tienes un físico espectacular.

-Gracias, de niña bailé ballet, y siempre me ha agradado mover el cuerpo.

-Ya me lo imagino, además, me gustaría saber cómo lo mueves en la cama –expresó el hombre un poco indiscreto, produjo sonrojamiento en mis mejillas.

-¿Si aquí no vives, te hospedas en un hotel?

-Así es, y muero por pasar la noche contigo, pero hay un problema.

-¿Cuál? –Pregunté con bastante curiosidad.

-El vuelo sale en pocas horas y el trasporte viene en camino para buscar mis cosas y llevarme al aeropuerto.

-No te vayas, ¿puedes quedarte unos días? Es que me encantas y deseo que nos sigamos conociendo –sugerí, no quería perder a ese hombre.

-También me gustaría; y me es imposible, debo presentarme en las instalaciones mañana, nos comunicaremos vía telefónica, al menos que te quisieras venir conmigo.

Una propuesta que hizo revolotear mi cuerpo de emociones, de verdad deseaba estar con él, su trato amable me hizo confiar, así que no dudé en dar una afirmación.

Llegué a casa antes de salir el sol y mi madre me capturó empacando la maleta.

-¿Acabas de venir y ya te vas? ¿A dónde?

-No lo sé, fuera del país, y con un hombre que acabo de conocer.

-¡Estás loca! –Exclamó mi madre alterada, estás pasada de trago, al menos descansa para que lo pienses bien.

-No estoy borracha mamá, es la decisión que tomé. Ese hombre es famoso –dije con entusiasmo tratando de convencerla- ¡Es millonario! ¡Es el hombre de mi vida!

-Si tendrás bastante dinero entonces podrás mantener bien a tu bebé ¡te lo llevas! –Dijo en forma de orden.

-No puedo mamá, no me aceptará si tengo un hijo. Deberás cuidarlo tú.

-Andrea, sabes que trabajo todo el día hasta tarde y mi enfermedad en la columna no me permite estar atendiendo a un recién nacido.

-Lo entiendo mamá, igualmente ya debo irme, resuelve por mí ese asunto, si no lo puedes atender busca a alguien que lo quiera y ya –le sugerí antes de salir del cuarto con la maleta a rastras.

-Eres una mala madre Andrea, no has ido a presentarlo y ¿ahora deseas no verlo más nunca?.

-Como lo dijiste, no quiero saber más nada del niño. Aléjalo de la familia, y a quien te pregunte, se murió al nacer.

Tuve que irme sin despedirme para no seguir viendo el rostro tan triste de mi madre, como si mis palabras habían sido crueles, pero era la realidad, yo no lo quería y no lo podía tener. Lo único que me entusiasmaba era aquel cuerpo musculoso, Armando. Y era lo que necesitaba, tener una nueva vida lejos de aquel ex mío, Jorge Smith.

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