Llamé a la señora Richards y le pedí que los padres de Liliana subieran, detesto ser la persona que les diga esto, pero no hay otra opción. Cuando llegaron no supe qué hacer.
_ Por favor hable _ dijo el hombre _ sea lo que sea, lo afrontaremos.
_ Lo siento pero puedo ver el alma de su hija, lamento su pérdida.
Pude escuchar los sollozos de la madre, me acerqué para abrazarlos, pensé que me iban a rechazar pero por suerte no fue así, ambos se dejaron consolar por mí.
_ ¿Mi hija todavía está aquí?
_ Si, ella vino para reunirse con el alma de ese hombre.
_ ¿Puede darle un mensaje?
_ Ella puede escucharlos así que no se preocupe, solamente hable.
_ Liliana, jamás imaginé que lo que tu decías era verdad, lamento haberte encerrado en ese psiquiátrico, si hubiera sabido que....