Capitulo 4

Ya han pasado varias semanas desde que llegué aquí, pasé de tener un amigo a que este se fuera y quedarme sola, los demás se enteraron de lo que le hice a esa chica y como ahora estoy sola me llaman la loba solitaria, no me quejo nadie se mete conmigo y la oscuridad se puede quedar guardada donde no pueda hacer daño a nadie.

Lo peor de estas semanas aquí ha sido la visita de mi madre, me duele demasiado verla, este no es un lugar donde ella tenga que estar y menos visitando a su hija, aunque ella me ha dicho que muy en el fondo está orgullosa por haber ayudado a mi hermana, pero también sé que le duele el hecho de que su hija casi se convierta en una asesina.

Estoy en mi celda estaba leyendo cuando un chico no muy alto lo reconocí porque recuerdo que Pablo estaba loco por este chico, cuanto extraño a mí amigo.

—Ho...hola, loba me mandaron para decirle que la necesitan en la cancha de fútbol americano —dijo tímidamente el chico era muy lindo, ya veo porque le gustaba a Pablo, él siempre tenía un muy buen gusto en chicos.

—¿Y quién fue el que te mando?, en este momento quiero estar sola —no tenía ganas de ir a ningún lado y sabía que era uno de los presos que me buscaba ya que si un oficial me necesitaba mandaban a un oficial no a un reo.

—Por favor, vaya, no le puedo decir quien la mandó a llamar, me dijo que si decía algo me iba a dar una paliza y que sería aún peor si usted no iba, se lo suplicó va— y se puso de rodillas rogándome para que fuera, que clase de persona manipula así a los otros y el enojo recorrió cada vena de mi cuerpo, sentía como la oscuridad iba saliendo de su escondite para jugar un poco.

—Está bien iré —y el chico se relajó —pero si vuelven a extorsionarte así vienes y me dices de inmediato sea quien sea esa persona se las verá conmigo, ¿trató? —y extendí mi mano, espero acepte no me gustaría ver a este chico todo golpeado sabiendo que pude hacer algo, con timidez acepto mi mano y nos dirigimos a la cancha.

Había un partido de fútbol americano, varios chicos con fuerza bruta jugaban como si su vida dependiera de eso, me gustaba este deporte, pero por mi reputación nadie se me acercaba y por alguna razón las chicas me odiaban, pero eso me importa una mierda prefiero estar sola así no me meto tanto en problemas, todos utilizaban implementos de seguridad, y no los distinguía, tenía curiosidad de saber quién sería la persona desafortunada que se llevaría un buen golpe en su rostro.

Un grupo de chicas venía y cuando me vieron empezaron a murmurar entre sí, se sentaron un poco más abajo de donde yo estaba, y empezaron a apoyar a uno de los chicos, me sentí como en el colegio cuando había partidos he ibas a apoyar a tu colegio y muchas veces el chico que te gustaba jugaba y lo hacías con muchas más ganas, pero este no era el caso me estaba aburriendo y además no me gustaba ningún chico en este lugar.

Después de casi una hora el partido ya había terminado y la persona que me mando a llamar no aparecía decidí irme, estaba pasando por el grupo de chicas cuando estas empezaron a chillar cosas como "cómo me veo" o "no puedo creerlo seguro viene por mi" y esas cosas yo no entendí hasta que vi a uno de los chicos que estaba jugando venir hacia donde estaban ellas, yo me apresure a bajar no me gusta para nada ver lo estúpidas que se ven esas chicas tratando de ligar con un chico que lo único que quiere es una noche con ellas y bueno tampoco es que me moleste, yo no soy ninguna santa, usualmente prefiero una noche y ya.

Iba a bajar el último escalón e ir a mi celda cuando una mano sostuvo mi muñeca e hizo que me diera vuelta, me pregunté ¿este será el chico que me mando a llamar? Pero no sabía quién era, ya que tenía el casco puesto, yo me solté de su agarre y le dije.

—¿Fuiste tú el que amenazo a ese chico para que me fuera a buscar? —dije poniendo mi cara de póker y con un tono de reproche, él bajo la cabeza y asintió —bueno ahora estoy aquí perdiendo mi tiempo di rápido para que me llamaste y déjame de molestar —estaba muy enojada y en parte era porque no quería salir de la celda el estar afuera me hace sentir un poco vulnerable y además porque este patán amenazo a un chico con golpearlo.

—Yo solo quería decirte que si te gustaría venir a verme jugar mañana, y sobre lo del chico era la única forma para hacer que vinieras —dijo el muy descarado yo le di un golpe en el pecho, pero no se movió ni un centímetro y me dolió más a mí ya que llevaba una de esas protecciones que se utiliza en el fútbol americano, trate de reprimir el dolor que sentí —¿estás bien? —dijo el chico misterioso.

—Primero no se ni quién eres y tampoco me interesa venir a verte jugar —escuche unos reproches de parte de las chicas que estaban viendo toda la escena que estábamos haciendo, y otras nos veían con caras de sorpresa, las ignore como siempre hago —segundo no te importa si estoy bien o no, y me voy ya perdí mucho tiempo en algo insignificante —me giré para irme, pero de nuevo me tomo de la muñeca trate de soltarme, pero esta vez me sujetaba con mucha más fuerza.

—Loba si no vienes me veré obligado a amenazar a otra persona para hacer que vengas, y créeme que yo cumplo lo que digo —rodé los ojos no podía permitir que alguien sufra si puedo evitarlo.

—Bien, chico misterioso vendré, pero quiero saber quién eres esa es mi condición para venir, y además sabes que depende de la persona que mandes voy a decir que no —y con esto último sonreí cínicamente, el me soltó y se quitó el casco, y no creía lo que estaba viendo.

—Eres el idiota al que todos le tienen miedo, lo que me faltaba —volví a rodar los ojos con evidente fastidio, todavía recuerdo cuando me molestó a mí y a Pablo el primer día que llegué.

—No me tienen miedo, bueno creo que sí, pero también me tienen respeto y entonces vendrás ahora que sabes quién soy —no quería venir, pero no quería que alguien saliera herido, bufé.

—No entiendo porque te tendrían respeto eres un imbécil se nota a kilómetros, y si vendré, aunque no quiera venir —vi cómo le molesto que le dijera que era un imbécil, bueno tendría que sacar algo de diversión de esto, el extendió su mano y dijo.

—Entonces es un ¿trato? —recordé cuando hace unos minutos le hice la misma pregunta al chico que fue a buscarme, le devolví el gesto y me apretó la mano y no pude reprimir un quejido por el puñetazo que quise darle hace unos instantes, él tomo mi mano y comenzó a observar cómo estaban, los nudillos de en medio estaban raspados con tonos de morado y azul, quité mi mano rápidamente me gire y comencé a caminar rápidamente, escuchaba como él venía detrás de mí.

Estaba en mi celda quería terminar de leer ese libro, ya casi se iba a acabar el plazo para devolverlo, pero Drac me venía siguiendo, y como lo sé, porque todas las personas que me topaba hacían una especie de reverencia que solo hacen cuando esta él, y además está sentado en la cama de una de mis compañeras, esto ya era demasiado.

—Drac, podrías dejar de ser un idiota y decirme que quieres de mí y lárgate de aquí —ni siquiera intente en ser amable, mis palabras evidenciaban el enojo que sentía al tenerlo cerca, aunque creo que no me salió muy bien, el me volvió a ver y se me quedo viendo a los ojos un rato y por fin dijo.

—Solo no sé qué estoy haciendo, deja que te lleve a la enfermería para que te desinfecten las heridas de los nudillos —no sabía que decir eso no me lo esperaba el suele ser un idiota sin cerebro, que no se preocupa por nadie más.

—Pues si no sabes que estás haciendo puedes largarse, y no es para tanto no es como que nunca haya tenido los nudillos golpeados —dije quitándole importancia tal vez así se iba de una vez por todas, pero no paso lo que hizo fue sentarse a la par mía en la cama que era de Pablo.

—Sabes solo quiero hablar con alguien, y que me sea totalmente sincero bueno y este caso sería sincera, normalmente las personas me tienen miedo o respeto, pero por esas dos cosas no me dicen la verdad solo me dicen lo que quiero escuchar o muchas veces no se en quien confiar —no me creía nada de ese cuento.

—No me creo nada, ya tienes a tus dos amigos ellos pueden decirte la verdad, además si no te vas estaré en problemas —ahora si tendría que irse, eso espero.

—Te estoy siendo totalmente sincero, y por los oficiales tranquila los que hacen rondas por aquí trabajan para mí —nuestros ojos hicieron contacto visual, no estaba mintiendo y que es lo peor que todas mis esperanzas se fueron con esa verdad.

—¡Genial!, ahora no te podré sacar de aquí ¿verdad? —Drac solo negó con su cabeza y con una media sonrisa en su estúpido rostro —y ¿de qué quieres hablar entonces? Tal vez así se te largas de una vez —pregunte con muy poco interés.

—Dime cosas sobre ti, que te gusta hacer, que hacías cuando estabas afuera de este lugar, que hiciste para llegar a este lugar, cuantos años tienes, no se cosas como esas —esto iba a ser aburrido, pero creo que me ayudará hablar con alguien, además podré hacerlo enojar y vengarme por molestarme todo el rato.

—Me gusta leer, escuchar música, también la fotografía, cuando estaba fuera de aquí estudiaba, no quiero hablar sobre como llegue a estar aquí, y tengo 16 años —él me escuchaba y veía atentamente, parecía como si quisiera que le contara más cosas, pero es lo único que le voy a decir —y ahora vas tú —vi como no quería, pero tenía que hacerlo ya que fue el quien lo propuso, suspiro y se acomodo mejor en la cama.

—Me gusta mucho los deportes, toco la guitarra y la batería, cuando estaba fuera de aquí trabajaba, y pues la razón por la que llegué aquí es una historia muy larga, y tengo 17 años, oye ya es la hora de ir a comer ¿vamos? —se levantó de la cama y me veía esperando mi respuesta.

—No, no iré, ve tú yo me quedaré aquí —era mi oportunidad de deshacerme de él.

—Tienes que comer no puedes solamente decir que no, vamos y esta vez no lo estoy preguntando —se veía un poco molesto, este chico es muy raro no entendía su comportamiento, pero no dejaré que me diga que hacer.

—Tú no eres nadie para decirme que hacer y si no me da la gana comer no comeré y listo problema arreglado —estaba frustrada con este chico, era increíble el montón de sentimientos que me hace experimentar en solo unos pocos segundos.

—No soy nadie, pero si quiero ser alguien para ti —fruncí el ceño a que se refería con eso, el pareció notar lo que acaba de decir, paso una de sus manos por su cabello en señal de frustración —quiero ser tu amigo, y como amigo me preocupo por ti —estaba reprimiendo una carcajada amigo él, ¡ja! no me hagan reír.

—Así que de eso va todo esto, ¿en realidad quieres ser mi amigo o solo te acercas para demostrarle a tus amigos que me puedes llevar a la cama? —eso era lo que pensaba desde que se quitó el casco, y lo más seguro es que yo estoy en lo correcto este tipo de chicos solo quiere sexo y listo, él parecía enojado por lo que dije y ni idea de porque, seguramente es porque descubrí sus planes, si eso es.

—Loba yo no me acerque a ti porque te quiero llevar a mi cama, aunque tampoco mentiré me pareces muy atractiva, yo simplemente quería conocerte no todos los días una persona y en especial una chica te reta como lo hiciste en el comedor, y fue por eso que decidí que iba a hablarte, pero no sabía cómo hacerlo ni en qué momento —mientras hablaba vi como pasaba nuevamente su mano por su cabello y como mordía su labio inferior, y no tengo ni idea de por qué mierdas le estoy poniendo tanta atención a sus rosados y finos labios.

—No sé qué decir —dije en un susurro más para mí que para él, pero logró escucharlo, me tomó de la mano y me levanto de la cama, me tense por su toque y quite la mano.

—Tranquila, no necesito una repuesta para eso, solo quiero conocerte eso es lo que quiero de ti —me volvió a tomar de la mano y dejo un beso en el nudillo que tengo lastimado, me sentía nerviosa —me voy a ir te veo mañana en el partido, adiós loba —y salió de la celda dejándome con varios sentimientos raros dentro de mí.

Me subí a mi cama y seguí con la lectura de mi libro, posiblemente lo que siento sea hambre, aunque no tengo ganas de ir a ese lugar.

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