CAPÍTULO 84. MUCHO FRÍO

En cuanto sintieron que el vehículo comenzaba a girar, Guillermo se quitó el cinturón, y protegió con su cuerpo a su hijo. Provocando que se golpeara en repetidas ocasiones. No podía hacer más. Eso lo hizo sentirse miserable.

Isabella por su parte, abrazó a su hija como pudo, fueron los minutos más largos de su vida, instantes después varios estallidos, se volvieron a escuchar, elevó su rostro para averiguar cómo estaban los demás, entonces sintió que un líquido caliente le escurría sobre su rostro.

— ¡Estás sangrando! —María señaló su frente, sin poder dejar de llorar.

Al ver hacia el interior del auto se dio cuenta que estaban inconscientes los agentes.

—Tenemos que salir de aquí —pronunció aturdida, giró su rostro buscando a Guillermo, su barbilla tembló al ver que no se movía—, mi amor —pronunció—, hay que irnos.

Guillermo presionó con fuerza sus párpados, su cuerpo dolía, más de lo que imaginó, estando sobre la parte del techo. En ese momento otro de los hombres de seguridad, des
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