Cuando la sacaron apresuradamente, Juliana se volvió para mirar al anciano que temblaba en los brazos del médico que la acompañaba.
Con una voz ronca, sonrió y dijo:
—Viejo, en realidad, no soy de buen genio. Lo que dijiste tiene sentido. La ley del karma es solo un consuelo para la gente común. Pe