—¡Ahhh! Estoy muy nervioso, no estoy tan nerviosa por el examen como ahora, mira mi pulsera de frecuencia cardíaca, ¡madre mía! Ya alcanza a 160 latidos por minuto, incluso el partido no comenza.
—No te preocupes, si llega a más de 200, llamaré a una ambulancia por ti.
—¡Deja de bromear conmigo! Des