El viento soplaba por la costa, los insectos y los pájaros en los árboles dejaron de piar.
Durante un instante, Juliana escuchó que el hombre frente a ella rio.
—¿Quién quieres que sea yo, Julita?
A diferencia de su perezosa lentitud anterior, la engatusó con suavidad, paciente.
Como diciéndole a Ju