—¡Habla!
Diego ya no tenía mucha paciencia, y mucho menos con el gerente que seguía en estado de shock.
El gerente, temblando, dijo:
—No fue que no la vi en todo el día... Esa señorita estuvo con... anoche y...
La manera vacilante de hablar no solo hizo perder la paciencia a Diego, sino que incluso