Emiliano finalmente aguantó. Cerró los ojos por un momento y, al abrirlos, su mirada era gélida.
Miró de reojo a la mujer que estaba a su lado, concentrada en firmar. No pronunció las palabras de que cada vez se parecía más a Diego. ¿Qué importaba si se parecía a alguien y qué tenía que ver con él?