Alejandro la tomó por la mano, y comenzaron a caminar en silencio, como tantas veces habían salido de ese lugar, pero esta vez, bajo otras circunstancias de pena e incertidumbre.
Erika había logrado crear dudas en su mente, y si ella tenía razón, y ¿no fue solo un infarto?
¿Realmente, el Dr. Armando Nash, sería capaz de ocultar información de la muerte de su exesposa?
Y de ser cierto. ¿Por qué? ¿Y a quién protegía?
Su corazón estaba lleno de preguntas, que no tenían respuestas. ¡Hasta ahora! Sacudió su cabeza, no quería pensar en esa probable y terrible situación.
Era un sábado normal por la tarde, había muchas personas que entraban y salían del hospital, cada una con una historia diferente.
En el estacionamiento, estaba un hombre alto, vestido con traje negro y lentes oscuros, parecía el chófer de alguien importante, que subió a una camioneta Toyota Lang Cruiser blindada, la puerta trasera se abrió abruptamente, antes de ponerse en marcha el vehículo, allí estaba su pequeño paciente,