Cuando finalmente se calmó, Isabela se apartó ligeramente, aunque sus manos seguían aferrándose a la camisa de Khalid, como si temiera que pudiera desaparecer. Sus ojos estaban hinchados por las lágrimas, y su voz era apenas un susurro cuando habló.
"Lo odio, Khalid. Lo odio tanto. A Diego, a mi familia, a todos los que me hicieron esto. Pero también… me odio a mí misma. Me odio por haber sido tan débil, por no haber luchado más.
Khalid negó con la cabeza, su mirada llena de ternura y compasión.
"No tienes nada que odiar de ti misma, Isabela. No fuiste débil. Hiciste lo mejor que pudiste en una situación imposible. Y sigues aquí. Eso dice mucho más de ti de lo que crees.
Isabela lo miró, y por un momento, pareció que quería creerle. Pero luego bajó la mirada, sus dedos jugando nerviosamente con la tela de su vestido.
"Perdí a mi hijo, Khalid "dijo, su voz quebrándose de nuevo". Mi bebé… nunca lo conoceré, nunca lo sostendré en mis brazos. Todo por culpa de ellos. Por culpa de Diego, d