—No te preocupes, lo he sedado.
Sofía vino corriendo, —Salgamos de aquí.
Alonso no pudo detenerlos y tuvo que ver como se llevaban a Francisco, estaba tan enfadado que pateó la mesita.
«¿Por qué crea problemas en mi cumpleaños? ¿Quiere cabrearme?»
—¿Cómo está Alejandro? —preguntó Alonso al mayodormo.
—El médico sigue arriba examinándole.
Alonso subió y vio a Ana sentada junto a la cama llorando.
—Alonso, ¿dónde está Francisco?
Alonso dijo enfadado: —Se lo han llevado Hernán y Sabrina.
Ana no podía perdonarlo, —Alonso, no puedes dejar en paz a ese desgraciado, mira lo que le hizo a Alejandro.
Ana lloraba de tristeza mientras miraba a su hijo tendido en la cama, malherido.
Alonso dijo con firmeza: —¡No le dejaré en paz!
«¡Francisco me ha defraudado demasiado! ¡No le daré más oportunidades!»
—Mamá, papá... —Alejandro abrió lentamente los ojos.
Ana se preocupó de inmediato: —Alejandro, ¿cómo estás? ¿Te duele?
—Estoy bien... —Alejandro miró débilmente a sus padres y dijo—. Ma