Francisco esperó a que continuara.
—Bueno —sonrió Alejandro—, conozco a Isaac. Y da la casualidad de que sabe de mi relación contigo. Tu gente lo tenía acorralado y no tuvo más remedio que acudir a mí en busca de ayuda. Pero yo no hago negocios que cuesten dinero. Quería que le salvara a cambio de ese vídeo.
Tras una pausa, Alejandro continuó: —Siempre pensé que nunca te gustaría de verdad otra persona, pero nunca esperaba que te enamoraras de Sabrina.
—Alejandro, si le haces daño a Sabrina, ¡haré que te arrepientas de haber venido a este mundo! —Francisco miró fijamente a Alejandro, advirtiéndole.
Alejandro negó con la cabeza, —Hermano, no es bueno que estés tan apegado a Sabrina.
Francisco sabía que Alejandro había encontrado que Sabrina era su punto débil.
«Hay demasiados peligros a mi alrededor, tanto dentro de mi familia como en el extranjero, demasiada gente quiere matarme, si Sabrina está conmigo, se verá implicada. Sin embargo, ya que he decidido estar con ella, ¡definiti